El objetivo de este artículo es describir cómo el uso consistente de los términos en una traducción ayuda a los objetivos del autor u organización que transmite conocimiento. También se describen los posibles riesgos de una traducción inconsistente y los beneficios de adoptar un enfoque sistemático en cuanto a la terminología.
¿Qué se entiende exactamente por calidad en una traducción? La redacción final debe ser clara y fluida, y estar libre de errores ortográficos, gramaticales o tipográficos; las ideas del documento original deben haber sido interpretadas con precisión, pero sin caer en una traducción literal; el nivel de formalidad debe ser el adecuado; no se debe agregar u omitir nada innecesariamente, etc. Además, el cliente puede tener ciertos criterios o preferencias que será preciso cumplir. Pero hay una característica fundamental que contribuye, entre otras cosas, a la claridad, precisión y objetividad de una traducción, un elemento especialmente relevante en los textos de tipo técnico y científico: la consistencia de la terminología.
Tomemos como ejemplo el término “shaft”. De manera aislada, se puede traducir como “eje”, ”árbol” o incluso “flecha” o “línea”. Si lo consideramos en combinación con otro término, por ejemplo en “drive shaft”, nos encontramos con más opciones: “eje de impulsión”, “eje de accionamiento”, “árbol de transmisión”... La decisión dependerá de diferentes factores: el propósito del documento, su público (formación, nacionalidad), el contexto general, la intención del autor e incluso el lugar del documento donde se encuentre, pues esto puede dar lugar a variaciones válidas. Una vez tomada la decisión, el traductor debe utilizar el mismo término y las mismas variaciones a lo largo de todo el material perteneciente a ese proyecto. De lo contrario podría generar confusión entre los lectores, además de consecuencias de mayor gravedad de las que hablaremos en seguida.
¿Cuáles son los riesgos de una traducción con terminología inconsistente? De entrada, si en una parte del documento nos referimos a un componente como “árbol de impulsión” y más adelante decidimos que es mejor llamarle “eje de transmisión”, es preciso uniformar todo el texto y traducirlo siempre del mismo modo para evitar deficiencias en la efectividad de la comunicación: no todos los lectores identificarán que se trata del mismo componente. Por otro lado, cuando el lector se encuentra con estas inconsistencias, la imagen de la organización que lo produjo se ve afectada: da la impresión de carecer de los conocimientos técnicos suficientes o presupuesto (pensemos como analogía en un puente construido con materiales de mala calidad); esto es válido también para la comunicación interna. Lo anterior puede afectar aspectos del branding de la empresa y conducir a la pérdida de mercados: más de un cliente potencial podría decidir que un producto o servicio no cumple con sus expectativas al entrar en contacto con documentación deficiente. En el peor de los casos, la confusión terminológica puede ser capaz de causar fallas en los equipos. Por estas razones, un documento que es producto de considerables esfuerzos de inversión e investigación puede resultar seriamente estropeado si no se pone especial atención a la terminología al momento de traducirlo.
¿Qué se entiende exactamente por calidad en una traducción? La redacción final debe ser clara y fluida, y estar libre de errores ortográficos, gramaticales o tipográficos; las ideas del documento original deben haber sido interpretadas con precisión, pero sin caer en una traducción literal; el nivel de formalidad debe ser el adecuado; no se debe agregar u omitir nada innecesariamente, etc. Además, el cliente puede tener ciertos criterios o preferencias que será preciso cumplir. Pero hay una característica fundamental que contribuye, entre otras cosas, a la claridad, precisión y objetividad de una traducción, un elemento especialmente relevante en los textos de tipo técnico y científico: la consistencia de la terminología.
Tomemos como ejemplo el término “shaft”. De manera aislada, se puede traducir como “eje”, ”árbol” o incluso “flecha” o “línea”. Si lo consideramos en combinación con otro término, por ejemplo en “drive shaft”, nos encontramos con más opciones: “eje de impulsión”, “eje de accionamiento”, “árbol de transmisión”... La decisión dependerá de diferentes factores: el propósito del documento, su público (formación, nacionalidad), el contexto general, la intención del autor e incluso el lugar del documento donde se encuentre, pues esto puede dar lugar a variaciones válidas. Una vez tomada la decisión, el traductor debe utilizar el mismo término y las mismas variaciones a lo largo de todo el material perteneciente a ese proyecto. De lo contrario podría generar confusión entre los lectores, además de consecuencias de mayor gravedad de las que hablaremos en seguida.
¿Cuáles son los riesgos de una traducción con terminología inconsistente? De entrada, si en una parte del documento nos referimos a un componente como “árbol de impulsión” y más adelante decidimos que es mejor llamarle “eje de transmisión”, es preciso uniformar todo el texto y traducirlo siempre del mismo modo para evitar deficiencias en la efectividad de la comunicación: no todos los lectores identificarán que se trata del mismo componente. Por otro lado, cuando el lector se encuentra con estas inconsistencias, la imagen de la organización que lo produjo se ve afectada: da la impresión de carecer de los conocimientos técnicos suficientes o presupuesto (pensemos como analogía en un puente construido con materiales de mala calidad); esto es válido también para la comunicación interna. Lo anterior puede afectar aspectos del branding de la empresa y conducir a la pérdida de mercados: más de un cliente potencial podría decidir que un producto o servicio no cumple con sus expectativas al entrar en contacto con documentación deficiente. En el peor de los casos, la confusión terminológica puede ser capaz de causar fallas en los equipos. Por estas razones, un documento que es producto de considerables esfuerzos de inversión e investigación puede resultar seriamente estropeado si no se pone especial atención a la terminología al momento de traducirlo.
Pero más allá de evitar los riesgos mencionados, ¿qué beneficios tiene el cliente cuando su proveedor de servicios de traducción está consciente de la importancia de la terminología?:
Mayor satisfacción del usuario final. Cuando la documentación que acompaña a un equipo o sistema es confiable, resuelve problemas y ayuda a aprovechar al máximo la inversión, todo el mundo está contento. Aún más cuando la documentación constituye el producto mismo en que se ha invertido: tal es el caso de materiales de entrenamiento, guías de la industria, reportes de consultoría, etc.
Contribución al estatus de marca. Las compañías más prestigiosas cuidan todos los detalles de su negocio para reflejar su liderazgo en todos los aspectos. Por ejemplo los materiales de Berlitz, líder mundial en la enseñanza de idiomas, se caracterizan por ser de una calidad inmejorable: a lo largo de varios años de utilizarlos, nunca pude encontrar un solo error, ni en el material del alumno ni en el del instructor.
Mejor retorno de la inversión. Aunque en primera instancia parece difícil asociar la terminología de una traducción con este factor, no lo es si pensamos en el incremento de los gastos generales por reclamaciones, asesorías presenciales (con viaje incluido), duplicación de trabajos y otros costos que probablemente no estaban considerados al planear el proyecto, pues se daba por hecho que la documentación sería efectiva. Esto afecta a todo el mundo: a los traductores, que no tendrán más negocio; al usuario final, que verá mermado su retorno de inversión, y al cliente que paga por la traducción, que podría perder clientes importantes o potenciales. Ver artículo de Business Wire: Translation Errors Cause Lost Revenue in 80 Percent of Global Firms (Los errores de traducción causan pérdida de ingresos en 80 por ciento de empresas globales).
Finalmente, quisiera mencionar las ventajas de adoptar una terminología corporativa. Este es un factor de especial relevancia para las empresas que se encuentran a la conquista de nuevos mercados y para aquellas que están importando nuevos conocimientos y tecnología. El uso consistente de los términos propios de la organización a lo largo de estos procesos facilita el que los proyectos o incluso las estrategias globales de la organización puedan ser abordados por todo el personal a través del mismo lenguaje, incluso en idiomas distintos, pues los términos equivalentes se utilizan consistentemente. Si la terminología corporativa es utilizada intencionalmente en todas las áreas (investigación y desarrollo, manufactura, entrenamiento, TI, dirección, mercadotecnia y ventas, etc.) desde las fases iniciales, se optimiza el flujo de la información a lo largo de los grandes procesos de desarrollo corporativo.
En este artículo, mi intención ha sido comentar la importancia de la consistencia de términos en una traducción que busque preservar por completo la efectividad del texto original. Los beneficios son claros y variados, pues esta característica influye directa o indirectamente no solo en la imagen de la persona u organización responsable de la traducción, sino en sus procesos de desarrollo y rentabilidad.
Esperamos que este breve artículo sea de utilidad.
Mayor satisfacción del usuario final. Cuando la documentación que acompaña a un equipo o sistema es confiable, resuelve problemas y ayuda a aprovechar al máximo la inversión, todo el mundo está contento. Aún más cuando la documentación constituye el producto mismo en que se ha invertido: tal es el caso de materiales de entrenamiento, guías de la industria, reportes de consultoría, etc.
Contribución al estatus de marca. Las compañías más prestigiosas cuidan todos los detalles de su negocio para reflejar su liderazgo en todos los aspectos. Por ejemplo los materiales de Berlitz, líder mundial en la enseñanza de idiomas, se caracterizan por ser de una calidad inmejorable: a lo largo de varios años de utilizarlos, nunca pude encontrar un solo error, ni en el material del alumno ni en el del instructor.
Mejor retorno de la inversión. Aunque en primera instancia parece difícil asociar la terminología de una traducción con este factor, no lo es si pensamos en el incremento de los gastos generales por reclamaciones, asesorías presenciales (con viaje incluido), duplicación de trabajos y otros costos que probablemente no estaban considerados al planear el proyecto, pues se daba por hecho que la documentación sería efectiva. Esto afecta a todo el mundo: a los traductores, que no tendrán más negocio; al usuario final, que verá mermado su retorno de inversión, y al cliente que paga por la traducción, que podría perder clientes importantes o potenciales. Ver artículo de Business Wire: Translation Errors Cause Lost Revenue in 80 Percent of Global Firms (Los errores de traducción causan pérdida de ingresos en 80 por ciento de empresas globales).
Finalmente, quisiera mencionar las ventajas de adoptar una terminología corporativa. Este es un factor de especial relevancia para las empresas que se encuentran a la conquista de nuevos mercados y para aquellas que están importando nuevos conocimientos y tecnología. El uso consistente de los términos propios de la organización a lo largo de estos procesos facilita el que los proyectos o incluso las estrategias globales de la organización puedan ser abordados por todo el personal a través del mismo lenguaje, incluso en idiomas distintos, pues los términos equivalentes se utilizan consistentemente. Si la terminología corporativa es utilizada intencionalmente en todas las áreas (investigación y desarrollo, manufactura, entrenamiento, TI, dirección, mercadotecnia y ventas, etc.) desde las fases iniciales, se optimiza el flujo de la información a lo largo de los grandes procesos de desarrollo corporativo.
En este artículo, mi intención ha sido comentar la importancia de la consistencia de términos en una traducción que busque preservar por completo la efectividad del texto original. Los beneficios son claros y variados, pues esta característica influye directa o indirectamente no solo en la imagen de la persona u organización responsable de la traducción, sino en sus procesos de desarrollo y rentabilidad.
Esperamos que este breve artículo sea de utilidad.