
Existe una gran oferta de agencias de traducción y traductores independientes: no es difícil encontrar el servicio. Pero para contratar un servicio que le brinde el resultado que usted espera, hay algunos puntos importantes que vamos a comentar en este artículo que le pueden ser de utilidad.
Como es natural, la primera parte de este proceso es encontrar a los candidatos. Puede encontrarlos consultando a conocidos y colegas, buscando en directorios o mediante buscadores de internet como Google.
Cuando se va a determinar la elegibilidad de un posible traductor, se recomienda contratar a un profesional con dominio de la lengua de origen y la de destino, con experiencia como traductor y que ofrezca maneras de acreditarse como experto; no es suficiente que conozca los idiomas, ya que el oficio de traductor requiere técnicas específicas.
En cuanto a las tarifas, se acostumbra cobrar por palabra, aunque algunos traductores cotizan en cuartillas y tienen un mínimo por proyecto. Las tarifas pueden variar en razón de la dificultad del texto, ya que la búsqueda de los tecnicismos correctos toma tiempo. Otros factores que influyen en el costo son los idiomas involucrados y requerimientos especiales de formato.
El traductor promedio puede procesar entre 2,000 y 2,500 palabras por día, aunque si su proyecto es urgente y la cantidad de trabajo es demasiada para el tiempo disponible, es posible que el traductor elegido pueda apoyarse con colegas suyos o hacer un esfuerzo adicional, aunque en estos casos es posible que la tarifa se incremente. No siempre es mejor buscar el menor precio: debe considerar el público al que va dirigida la traducción, cuánta gente la leerá, el nivel de precisión que se necesita, si es para asuntos legales, si será publicada o si es un texto de referencia para uso dentro de su organización.
También es conveniente conocer el proceso de aseguramiento de calidad que utiliza el traductor o agencia que piensa contratar. La mayoría de los proyectos involucran un proceso de tres pasos: traducción, revisión (técnica, si la traducción es especializada) y edición final por un experto en redacción. Normalmente, por lo menos dos profesionales están involucrados en el proceso para asegurar un resultado preciso y completo.
Una vez que el traductor ha sido contratado, hay que establecer con claridad las necesidades y puntos más importantes que espera sean cumplidos, por ejemplo los procedimientos de entrega y protocolos involucrados.
Es importante proporcionar al traductor toda la información contextual y conocimiento especializado que sea posible, ya sea de manera verbal o proveyéndole de materiales de soporte.
Finalmente, es recomendable asignar a una persona de su organización para que pueda ser contactada por el traductor en caso de que requiera clarificación sobre asuntos lingüísticos, discrepancias u otro tipo de información.
Aunque el traductor esté trabajando para su organización únicamente por un tiempo limitado y sea un profesional independiente, durante ese tiempo disfrutará el trabajar en equipo con usted y su personal.
Esperamos que este breve artículo le haya resultado útil.
Cuando se va a determinar la elegibilidad de un posible traductor, se recomienda contratar a un profesional con dominio de la lengua de origen y la de destino, con experiencia como traductor y que ofrezca maneras de acreditarse como experto; no es suficiente que conozca los idiomas, ya que el oficio de traductor requiere técnicas específicas.
En cuanto a las tarifas, se acostumbra cobrar por palabra, aunque algunos traductores cotizan en cuartillas y tienen un mínimo por proyecto. Las tarifas pueden variar en razón de la dificultad del texto, ya que la búsqueda de los tecnicismos correctos toma tiempo. Otros factores que influyen en el costo son los idiomas involucrados y requerimientos especiales de formato.
El traductor promedio puede procesar entre 2,000 y 2,500 palabras por día, aunque si su proyecto es urgente y la cantidad de trabajo es demasiada para el tiempo disponible, es posible que el traductor elegido pueda apoyarse con colegas suyos o hacer un esfuerzo adicional, aunque en estos casos es posible que la tarifa se incremente. No siempre es mejor buscar el menor precio: debe considerar el público al que va dirigida la traducción, cuánta gente la leerá, el nivel de precisión que se necesita, si es para asuntos legales, si será publicada o si es un texto de referencia para uso dentro de su organización.
También es conveniente conocer el proceso de aseguramiento de calidad que utiliza el traductor o agencia que piensa contratar. La mayoría de los proyectos involucran un proceso de tres pasos: traducción, revisión (técnica, si la traducción es especializada) y edición final por un experto en redacción. Normalmente, por lo menos dos profesionales están involucrados en el proceso para asegurar un resultado preciso y completo.
Una vez que el traductor ha sido contratado, hay que establecer con claridad las necesidades y puntos más importantes que espera sean cumplidos, por ejemplo los procedimientos de entrega y protocolos involucrados.
Es importante proporcionar al traductor toda la información contextual y conocimiento especializado que sea posible, ya sea de manera verbal o proveyéndole de materiales de soporte.
Finalmente, es recomendable asignar a una persona de su organización para que pueda ser contactada por el traductor en caso de que requiera clarificación sobre asuntos lingüísticos, discrepancias u otro tipo de información.
Aunque el traductor esté trabajando para su organización únicamente por un tiempo limitado y sea un profesional independiente, durante ese tiempo disfrutará el trabajar en equipo con usted y su personal.
Esperamos que este breve artículo le haya resultado útil.